Miopía

Me volví­ suficientemente miope cuando me di cuenta de que lo que realmente tení­a que percibir era lo que estaba cercano. Esta revelación causó total impacto en mí y, agudizando aun más mi torpe visión, creí tener vedado la posibilidad de vislumbrar mundos lejanos. Debía estar suficientemente cerca, de otra manera, el universo se presentaba teñido por nebulosos contrastes, por anieblados planos y difuminados relieves. Inasequible, inaccesible. Todo esto ocurrió hasta la espléndida mañana que desperté con la certeza de que aquello me habí­a sido regalado como una magnífica imposición: El movimiento. Una vez más debería atravesar la noche que lleva al alba para poder, al menos, ver a la par de otros. O solo ver. Necesitaba acercarme, involucrarme y eso, ahora, era simplemente estupendo. Los días que vinieron luego fueron como mares embravecidos, travesías de sensaciones que se convertí­an en sentimientos, que me dejaban cicatrices, que me hacían crecer maravillosamente. El mundo era una inmensidad de palabras siempre contrastantes con el mismo movimiento, el mismo hacer. Sumaba y restaba extrañas constataciones intentando hacer de eso una lógica. Pequeña y gigante. Ingenua y vidente. Y lentamente algo de todo aquello fue tomando una forma. Al principio inasible, inexplicable, inentendible. Luego sabrí­a que eso era nada más que lo ajeno, lo extraño a mí­ y que solo era ese reconocimiento lo que crecí­a rodeándome. Los días pasaron. Todas las formas crecieron frente a mí, ante mi, casi para mi. Todo se realizó. La punta de mi pie se asoma por debajo del cobertor y siento el calor de la habitación y los dientes filosos y agudos de mi gata mordedora, todo al mismo tiempo, al mismo filo cortante que siento tu mano tocando una mujer, otra. Otra. Nunca habí­amos estado tan cerca. Nunca habí­a sido tan miope hasta este momento.

6 comentarios:

Emma was an angel dijo...

ni modo que sucede.. tanta cercania solo confunde.. si se puede.. te presto mis lentes contra nebulosas.

Lala dijo...

Creeme que me revolcaste por mi realidad, por este "hoy" que todas las mañanas se cae a pedazos y cada noche se vuelve a aeregir...
"Todo esto ocurrió hasta la espléndida mañana que desperté con la certeza de que aquello me había sido regalado como una magnífica imposición: El movimiento." El cambio, diría yo. Cuanto más cambian las cosas, más sutilmente parecidas permanecen, y en fondo, albergo la certeza de que siempre es todo para mejor, de que siempre, tarde o temprano, eso va a llegar.

Y mientras el cambio permanece, eterno, inmaculado... incondicional.

Besotes niña maga!

Quiltro dijo...

Llegué acá siguiendo la huella de un comentario tuyo en otro lado. Cerré mis dos blogs, dejé de escribir y casi también de visitar y comentar, pero contigo nada de eso aplica. Es perturbador sentir que nuestro límite se hace difuso en la lectura de alguien más. Un abrazo.

Edmundo Dantés dijo...

A veces lo más cercano es lo más oculto.
A veces lo más lejano resulta obvio.
A veces la distancia es solo una palabra.
A veces puedes ver sin mirar.
A veces se puede escuchar en el silencio.
A veces, solo a veces...

La miopía es reveladora.

Un abrazo como un destello.

Emma was an angel dijo...

Hola Linda.. venia a ver como andabas.. espero todo bien. Besos!

Rara dijo...

emma cercana y reflejo:

quizas necesite algo más que unos nuevos lentes, quizás necesite aprender a mirar en la niebla.
Gracias doblemente por tus visitas. Te he seguido de cerca y puedo percibir por dónde andás vos también.
Un beso enorme linda y el trazo grueso de un pincel en carmín.


Pequeña Julieta:

Y sin embargo, para que el cambio ocuriera, tuve primero que moverme y acercarme a esas cosas que antes jamás hubiera imaginado. Ahora, no hay sospechas al respecto, ni bien ni mal, no hay más que otro nuevo lugar y solo en el instante después, sabré si eso fue bueno para mi o no.

Un beso grande y una hamaca para las dos


Quiltro:

Bienvenido y muchísimas gracias. Ojalá pueda yo también leerte y compartir lo que tengas para aullar.

Un saludo de tierra húmeda


Ipnauj entrañable:

Aun mantego esa gran duda, todo suele ser tan extremadamente confuso.

Un beso y gorriones volando por el campo.


Edmundo sensible:

Y son esas mis dudas también y así es mejor. ¿Quién podría vivir con la cruz de la certeza?
Gracias por acercarte y darme tu abrazo.

Un beso y unas margaritas para vos


Emmita:

Ando como una mariposa, recién puesta a volar, roja y frágil, sensible y vivaz, inexperta y esperanzada.

Me acompañas?