Rojo Sueño


Los días parecían gotas llenando un mar inacabable, jamás rebalsado, imposible de abarcar. La distancia se iba haciendo cada vez mayor. Estábamos lejos, eso era concreto. Miles de kilómetros, y días y algo más. Por momentos la nebulosa de recuerdos y deseos y el mar de ansiedad. Por momentos el desierto árido y rocoso, el viento quemante y la piel lacerada. Días abismo, días no días.
Me hablabas a la cara pero yo no podía mirarte. Me hablabas a la desnudez, al despojo de mi sol y luna, a la ceniza. Solo un cerrar de ojos, protección de párpados. Hacia el horizonte podía ver las palabras, como gaviotas desorientadas, chocándose entre si, buscando un rumbo. Entendía. Como siempre todo entendía. No era mi tema, ni mi incumbencia. No podía sentir dolor, ni nada, porque nada tenía yo que ver. Eso era todo. Nada que ver.
Los ojos nublados me cerraron a la oscuridad. El hoyo negro que no explicaba y que no debía preguntar tampoco. Y yo esquivándolo a pesar de tenerlo como un punto fijo en el mismo centro de donde quiera que viera. Inevitable, horriblemente inadmisible, entre mis ojos. Chupándome hacia su oscuro. Apagándome.
Entonces, me tendiste claridad. Reverdeciendo en el silencio, apareció tu palabra. Tu mirada me fue dibujando, haciéndome, y pude verte. El reposo de tus manos en mi cara, en el pelo, tu voz mordiendo, el susurro tibio, lento y el sosiego que empezó en mi cuello. Me desarmé en tu abrazo y rebroté. Me arrullaste capullo, cuidándome. Cada imagen, cada cosa, cada horrible herida fue quedando atrás. Inexistiendo como al remoto día, olvidando. Amnesia del dolor y alba.
Hasta hoy, que me he encontrado con estas cartas, letras de rojo amor primero, de días felices en el inicio y me he enterado que el olvido se ha llevado casi todo hasta el carmín mismo y he sentido la transparencia fina de las pieles, los cuerpos como llovidos, como nuevos seres a puntos de nacer. Vacío y despojo. Silencio y todo por venir, aún todo por venir.
Porvenir, distinta felicidad que anticipo al despertar y sueño. Rojo sueño.

4 comentarios:

GOMÍS dijo...

WOW!!!

Los 21 días de espera han valido bien la pena.

Me voy lleno de rojo por todos lados...

Abrazo Fuerte!!!

Carlos Alberto Arenas dijo...

Hay un poeta español que se llama Carlos Marzal que dice que la verdadera poesía es la que se vive. Cuando te leo me da la sensación de que tu vida es una poesía algo triste. Haces de tu vida poesía por amor a la belleza. He vuelto pero sólo para un día. Sigo perdido. He visto una montaña con un roble de más de 600 años. He visto las estrellas fugaces con la cola más larga que recuerde. Donde he ido tambien hacía algo de frio por la noche pero seguro que menos que donde tú estás. Me he acordado de ti con frecuencia. Te sigo.
Un abrazo.

Rara dijo...

Chai Late:

Gracias por la espera... :) Trataré de que no sea tan larga la próxima vez.
Un día de nubes pasar para vos.


Dragón querido:

Yo también te recuerdo, por tu llamarada, por esta protección desde lo alto, por un roble de 600 años en mirada verde.
Un caminito de vetas para vos y regresa pronto :)

Jorge Alberdi dijo...

Bueno, ya me gustás, por el solo hecho de ser de las que rebusca en los post viejos y no lee solo el último, nuevito. No sé si dejé mensajes antes, pero ya he andado por aquí.
A propósito del olvido: la piel nunca olvida.
besos argentinos